Los materiales de construcción sostenibles son inocuos y garantizan proyectos verdes.
Al hablar de construcción sostenible, hacemos referencia obligada a soluciones, logística, sistemas e insumos que resulten amigables con el medio ambiente. Adicionalmente, contemplamos procesos de rescate, reutilización y reciclaje de materiales a fin de causar el menor impacto al entorno y, por esta misma vía, contemplamos todo el ciclo de vida de la edificación, incluidos la excavación, el campamento de obra y hasta la eventual demolición, con lo cual cobra especial relevancia el destino que se dé a los escombros.
Comprensible; ser sostenible exige cuidar toda la cadena de actividades comprendidas en la construcción, de manera que se mitigue la huella de carbono y se aminore la afectación ambiental en cada una de ellas. Y aunque es claro que controlar procesos externos como el transporte o la manufactura y fabricación de los recursos provenientes de proveedores, en la fase de conceptualización y diseño del proyecto es posible ajustarse de la mejor manera a los estándares de sostenibilidad.
En efecto, además de tomar decisiones trascendentales como el manejo del enclave y optar por determinados sistemas hidráulico y fuentes de energía, elegir materiales que cumplan con las especificaciones es determinante.
Cabe anotar que en una construcción convencional se emplea una cantidad significativa de recursos naturales, como agua, madera, arena, piedra, energía y hasta el combustible fósil que se usa en los camiones de transporte. En una construcción verde o sustentable, por su parte, se acude a fuentes y materiales inocuos como estas:
- Maderas recicladas: se reutilizan y se retoman de construcciones viejas, con lo cual se pone en práctica la economía circular, sin sacrificar la calidad de las estructuras.
- Celulosa: se obtiene del papel desechado y es un excelente aislante.
- Corcho: se obtiene de la corteza de los árboles sin implicar la tala de los mismos. Es algo así como retirarles la piel del tronco, sin sacrificar el árbol. Muy útil en paneles, gracias a sus propiedades como aislante térmico o acústico.
- Lana de oveja: llaman la atención sus propiedades aislantes y su resistencia a la humedad. Su origen es completamente natural y su obtención consume menos energía en comparación con otros materiales.
- Barro cocido: ideal para pisos, paredes, fachadas y otras aplicaciones. Es 100 % natural.
- Guadua y bambú: originarios de bosques con esquemas de reforestación o plantaciones certificadas, son elementos de suma relevancia en las construcciones modernas.
- Concrecáñamo o hempcrete: es una mezcla de cal, agua y fibras de cáñamo. Alcanza la dureza del concreto, regula la humedad y absorbe el CO2.
- Vidrio: no solo es la mejor opción para reemplazar al plástico en algunos aditamentos, sino que contribuye con la iluminación natural y la regulación de la temperatura, como lo requieren las construcciones bioclimáticas verdes.
Vale la pena mencionar los desarrollos colombianos en materia de ecoladrillos. Buena parte de ellos usa botellas de plástico rellenas de tapas o plástico usado, con lo que adquiere dureza y resistencia. Hay dos iniciativas colombianas que dejan sobre la mesa el interés de los jóvenes en implementar prácticas sustentables; la primera es Ecomayo, del ingeniero ambiental Jhon Jairo Alvear. Con su emprendimiento, transforma el plástico en formaleta, ladrillos y adoquines. La segunda es un ladrillo para muros divisorios hecho a partir de papel reciclado; es el trabajo de grado de Andry Julieth Valero Lozano, Nubia Rocio Vargas Vargas y Yuliana Andrea Vargas, tecnólogas en arquitectura. Su ladrillo ecológico Ecobrik lleva aditivos que le dan la consistencia, es resistente al fuego, no se implementa mortero en la pega y puede reutilizarse, pues se puede reciclar para fabricar más ladrillos ecológicos.
