Pandemia, crisis logística, dólar. Así afectan el costos de vivienda de interés social.
Pese a los esfuerzos del Gobierno Nacional - que ha creado campañas con incentivos para que sean más los colombianos que puedan hacer realidad el sueño de tener casa propia - y al nuevo salario mínimo que, aunque sea difícil de creer, es el más alto de la historia, el año 2022 no empezó con buenas noticias en materia de acceso a la vivienda.
Si bien es cierto que los montos de los subsidios son mayores, consecuencia natural del incremento en el salario mínimo, los costos de las viviendas han sufrido un alza notable o, por lo menos, inesperada. ¿La razón? La tendencia al alza de los precios de algunos de los insumos y la escasez de otros materiales para la construcción; lo cierto es que la crisis en la producción del acero, que ha tenido un comportamiento errático desde que se declaró la pandemia, sumada a los problemas logísticos generados recientemente y que crearon una suerte de especulación en las existencias en el país, han incidido de manera significativa en el encarecimiento de los inmuebles. Como si fuera poco, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania empeora el panorama, dado el impacto que tiene en los mercados mundiales.
Se han experimentado aumentos notables en la carpintería, el vidrio (cerca del 20 % solamente en lo que va corrido de 2022) y el PVC (que acumula un 40 % desde septiembre de 2021).
Por su parte la mano de obra se ha encarecido y los cronogramas de obra, planeados de acuerdo con la disposición de materias primas, se han visto afectados de manea negativa. Por ello, a pesar de los esfuerzos de las empresas constructoras por mantener “controlados” costos, operación y entrega de las obras, es posible que el valor final de la vivienda tenga un aumento cercano al 5 % en el año 2022.
Este incremento afecta a todas las viviendas, incluidas las VIS. Esta categoría, a la que se le ha prestado especial atención, seguirá nutriendo su oferta con nuevos proyectos, como lo estima el Ministerio de Vivienda. En efecto, proyecta la entrega de 220.000 unidades durante el 2022.
Otra consideración que se debe tomar en cuenta, especialmente en Bogotá, es el recientemente formulado Plan de Ordenamiento Territorial, POT. Sus nuevas exigencias en cuanto al mínimo de metros cuadrados y las cargas urbanísticas, que obligan a construir menos viviendas en un área, sin mencionar las exigencias en cuanto a espacio público, afectan la viabilidad de los proyectos. A modo de ejemplo, si antes del nuevo POT se podían construir 200 unidades en un lote específico, el nuevo plan permitirá que se erijan 170. Esto, sin duda, tendrá un impacto en el valor final, como lo han expresado los constructores.
