Reseña del libro Inteligencia regulatoria

Escrito por Equipo de Redactores Legis el 29-septiembre-2022

 

Conoce qué diferencia una “buena” de una “mala” regulación en el libro Inteligencia regulatoria

 

En múltiples foros académicos, políticos y legislativos, así como al interior de entidades públicas, es decir, en la burocracia, se menciona constantemente la palabra “regulación” sin que a veces haya suficiente claridad sobre qué y qué no se considera la actividad regulatoria. En este contexto, el libro Inteligencia regulatoria de Julián López Murcia pone sobre la mesa de discusión académica, política y jurídica una pieza hasta hoy faltante, dirigida a responder preguntas tales como: ¿qué es la regulación?, ¿cómo se regula y cómo debería regularse?, ¿qué distingue una “buena” de una “mala” regulación?, entre otras.

 

En este orden, Inteligencia regulatoria presenta diversas herramientas y metodologías para enfrentar los retos de la regulación. Ello a partir de una importante y necesaria ponderación entre las posturas clásicas que justifican la regulación como la corrección de “fallas de mercado”, la maximización de la eficiencia y el bienestar económico de la sociedad. Este enfoque clásico se combina con posturas más modernas, entre otras, el legal design, la racionalidad y la incorporación de elementos relacionados con los derechos humanos, el desarrollo —a propósito incluso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)— y la teoría cultural del riesgo; así como también, pero no solamente, elementos derivados de las “ciencias del comportamiento”, que, en materia regulatoria, hoy día tienden a manifestarse en los populares nudges (Thaler y Sunstein, 2008).

 

Estos diversos elementos se organizan de forma lógica y pedagógica en tres “cajas de herramientas”: Una primera caja que incluye los conceptos esenciales que debería saber cualquier persona que pretenda discutir sobre regulación, esto es, qué es y cuál es la función de la regulación, y cuál es el papel del interés público, pero también el de los intereses privados —en conflicto—, dentro de la construcción de la regulación. Esta caja, además, ofrece una delimitación conceptual de lo que se considera un “Estado regulador”. La segunda caja da un paso más adelante y responde a las preguntas de cuándo y cómo regular. Respecto del cuándo de la regulación, el libro también advierte la pregunta contraria, es decir, cuándo no regular. Para ello, se invita a complementar la justificación convencional de las “fallas de mercado” con otras visiones más contemporáneas relacionadas con los derechos humanos y el desarrollo. Por otro lado, respecto de cómo regular, el libro describe diversas herramientas que sintetizan la teoría cultural del riesgo, el legal design, los sandboxes regulatorios y los mencionados nudges. Finalmente, la tercera caja de herramientas vuelve y da un paso hacia adelante en el sentido de que ya no se pregunta sobre cuándo y cómo regular, sino que se refiere a las herramientas de evaluación para regulaciones vigentes. En este orden, esta caja contiene instrumentos que ciertamente han recibido respaldo institucional y jurídico en Colombia, como es el Análisis de Impacto Normativo (AIN).

 

Como resulta evidente, cada una de estas tres “cajas de herramientas” e incluso algunos de los instrumentos que están en cada una de estas darían para un libro completo; sin embargo, el libro Inteligencia regulatoria los presenta de manera integrada, valiéndose de esquemas, diagramas y aplicaciones que ilustran de manera pedagógica problemas locales relevantes en ámbitos como el mercado financiero y la prestación de servicios públicos domiciliarios. Incluso, el lector podrá encontrar —a título de epílogo del libro— una aproximación a la manera en que la regulación constituye una tecnología para enfrentar los problemas derivados de la pandemia del COVID-19.

 

En definitiva, la obra de Julián López Murcia constituye una sencilla pero completa “caja de herramientas” que se pone al alcance de la academia, los políticos, los burócratas y el público en general como una forma de comprender la “inteligencia regulatoria”, pero también la “inteligencia de los reguladores”.

 

Daniel Alejandro Monroy Cely

Profesor

Universidad Externado de Colombia