Claves del ahorro y uso eficiente de la energía

Escrito por Equipo de Redactores Legis el 24-marzo-2023

Implementa el ahorro y uso eficiente de la energía en proyectos constructivos

 

La conciencia ambiental y la sostenibilidad han puesto sobre la mesa la importancia de tomar decisiones e implementar prácticas que reviertan en una responsabilidad real con el entorno. La buena noticia es que ya pasamos de la fase del discurso “bonito” al hecho cumplido, como lo revean las políticas verdes que han puesto en marcha miles de empresas del planeta y en todos los campos productivos.

 

El sector de la construcción no es la excepción; de hecho, cuenta con cierta ventaja en el tema, pues ha creado protocolos y políticas verdes que han impactado en toda la cadena productiva. Todas las fases de la obra, desde la estructuración del proyecto hasta la finalización del mismo, llevan prácticas limpias que minimizan la huella de carbono y, de manera destacable, consiguen ahorro y uso eficiente de la energía.

 

Pero, ¿son dos conceptos diferentes? Veamos: el ahorro, como sabemos, se trata de garantizar en un consumo menor y razonable de cualquier recurso, lo cual ya es ganador cuando se trata de energía. El uso eficiente, por su parte, consiste en desarrollar todas las actividades habituales (de una obra, una vivienda o un edificio) con bajo consumo de energía y, lo más importante, sin afectar el confort o la producción.

 

Todo un desafío cuando se trata de erigir una edificación, pues la construcción requiere una logística compleja que hace uso de grandes cantidades de energía; pero más retador resulta cuando se trata de mantener la actividad habitual de una familia, una oficina o un grupo de unidades residenciales sin causar impacto en su bienestar ni en el desarrollo natural de sus dinámicas. Dicho de otra manera, para ahorrar energía se pueden apagar las luces… pero hacerlo no basta para garantizar uso eficiente de la energía.

 

Entonces, ¿cómo lograr un uso eficiente de la energía? Mientras el ahorro apunta a un menor gasto, la eficiencia energética acude a la optimización del consumo energético. En resumidas cuentas, debe adaptar medidas y sistemas para que no se afecten las tareas ni se aumente el consumo. No parece tan claro, pero la realidad lo es. Una vez más, la tecnología ha salido al rescate y ofrece desarrollos y diseños de todo tipo para que ahorro y eficiencia vayan de la mano.

 

En términos de obra, los prefabricados y premezclas son una valiosísima solución, pues solo requieren ensamble o aplicación in situ, no elaboración completa en el enclave del proyecto. Esto se debe a los nuevos sistemas constructivos que aluden a la “fábrica” de la construcción, con muros hechos por encargo y a la medida, por ejemplo. Esto, desde luego, reconfigura los procesos, minimiza tiempos y transportes. Eso es eficiencia.

 

El mayor desafío es hacer que, una vez se entregue el proyecto, se sigan respetando las medidas de ahorro y uso eficiente de la energía que se implementaron durante la construcción. Comprensible; lo que antes controlaban pocos, pasa a ser de dominio masivo, como son los usuarios u ocupantes de la edificación. La buena noticia es que no se necesitan inversiones onerosas ni implementaciones insólitas para lograrlo; en la mayoría de los casos, desde la misma arquitectura bioclimática, el constructor ya ha tomado acciones que solo basta mantener:

 

  1. Acudir a fuentes de energía alternativas. Las más habituales son las celdas o paneles solares, que han dado excelentes resultados
  2. Si se usan calderas, elegir las que funcionan con biomasa
  3. Usar sistemas de climatización y aislamiento térmico limpias
  4. Instalar sanitarios y griferías ahorradoras en baños y cocinas
  5. Utilizar sistemas de iluminación de bajo consumo, como LED

 

Ahora bien, los usuarios pueden seguir en sintonía con acciones sencillas:

 

  1. Elegir electrodomésticos eficientes, de bajo consumo. Buena parte de ellos llevan calificación A
  2. Mejores gasodomésticos que electrodomésticos
  3. Instalar temporizadores de luz, que se activen con sensores. Con ello, las luces se encenderán en cuanto se requiera, no de manera permanente.
  4. Apagar o desconectar los aparatos electrónicos cuando no se estén usando
  5. Si es imperativo usar la calefacción o el aire acondicionado, asegurarse de que las puertas y ventanas estén cerradas. Una vez se logre la temperatura deseada, apagar

 

Cuidar el planeta es tarea de todos; los profesionales del sector tienen una enorme responsabilidad en su cadena productiva, desde luego, pero no son los únicos llamados a implementar prácticas más “saludables y limpias”. Todos, con nuestras acciones cotidianas, podemos aportar, logrando tanto ahorro como uso eficiente de la energía en nuestras actividades diarias. Y Construdata hará eco de estas prácticas.

Topics: Construcción, Ahorro Energético