Los edificios inteligentes usan tecnologías de punta que les permiten automatizarse.
Desde hace poco más de dos décadas venimos hablando de los llamados smart buildings o edificios inteligentes. Para entonces, parecía pretencioso pensar que las edificaciones pudieran autogestionarse y más aún, considerar que se pudieran automatizar acciones como encender las luces, manejar las cortinas y persianas, activar alarmas y los dispositivos de seguridad o los controles de acceso en construcciones de todos los tamaños. De hecho, los desarrollos tecnológicos de la época no eran tan asequibles, así que estaban reservados para aquellos edificios o mansiones de gran factura.
Pero con el paso del tiempo, la sofisticación de Internet y su penetración en todos los hogares y segmentos, junto con el desarrollo de aplicaciones “livianas” para descargar en el celular, la situación cambió: hoy los edificios inteligentes son el pan de cada día.
Pero, ¿cómo se pueden definir? Pues bien, de manera somera, podemos decir que los edificios inteligentes son construcciones equipadas con materiales que incorporan tecnologías innovadoras, con lo cual permiten su autogestión y autorregulación. Es decir, que realicen actividades de manera sistemática o anticipada, gracias a programaciones o sensores que marquen el inicio de una determinada actividad sin requerir la mano humana.
Para ello, acuden tanto a la Internet de las Cosas como a la Inteligencia Artificial, que permiten operar de manera automática actividades de la edificación, como abrir y cerrar las puertas, controlar la temperatura, activar protocolos de seguridad al percibir movimientos intrusivos, encender las luces, abrir y cerrar las ventanas o activar las plantas eléctricas, entre otras.
Todo ello es posible gracias a unos factores fundamentales, que ya forman parte del ADN de los edificios inteligentes:
- Incorporación de tecnologías que velan por la seguridad y la calidad de vida de sus ocupantes
- Automatización a través de una red de sensores
- Plataformas o paneles de control y gestión que recogen y analizan los datos captados por los monitores y demás dispositivos
- Conectividad total, bien sea de manera alámbrica o inalámbrica
Otra de las particularidades de los edificios inteligentes es que son ambientalmente responsables, así que la eficiencia energética está garantizada. Lo cierto es que incorporan dispositivos que regulan el consumo de energía, así como diseños y materiales novedosos que mantienen la temperatura interior.
Algunos acuden a la economía circular, implementando reciclaje y reutilización de materiales; otros usan paneles solares y unos más, recopilan aguas lluvias. Es decir, además de contar con sofisticados aparatos e implementaciones tecnológicas, acuden a prácticas que respetan el entorno y motivan la conciencia ambiental entre sus ocupantes.
