Conoce qué es una construcción sostenible y su impacto medioambiental.
Pero, ¿sabemos a ciencia cierta qué significa sostenibilidad? Pues bien, este término - tan de moda y, por ende, recurrentemente utilizado en diversos campos -, no es un invento reciente. Se mencionó por primera vez en el informe Brunthardt presentado por Comisión Mundial del Medio Ambiente de la ONU en 1983. En él se hacía un estudio detallado del impacto de las diferentes industrias en el ecosistema y dejó en claro que la sostenibilidad consiste en lograr un equilibrio entre producción y economía, con la menor afectación al medio ambiente.
Así las cosas, el concepto de sostenibilidad replanteó los procesos y puso sobre la mesa la necesidad de implementar alternativas para recomponer el daño causado y poner en marcha prácticas que además de no afectar, protejan el ecosistema.
En el campo que nos ocupa, el de la construcción, la sostenibilidad se traduce en minimizar los impactos ambientales atados a toda la cadena de procesos atados al levantamiento de cualquier edificación, sin poner en riesgo la viabilidad económica. Es decir, la construcción sostenible consiste en erigir edificaciones rentables, eficientes y seguras, sin causar afectación al medio ambiente ni poner en riesgo la utilidad. Equilibrio perfecto entre conciencia ambiental y desarrollo económico, como lo planteó el informe Brunthart.
Se entiende, entonces, que incide en todas las fases: desde la concepción y el diseño del proyecto, hasta el mantenimiento y/o posible demolición de la obra resultante. Para ello, procura el uso de materiales inocuos, reciclados y/o reciclables (como la madera) y la incorporación de energías alternativas (solar o eólica, preferiblemente). Asimismo, cuida el consumo de agua con soluciones viables de ahorro y analiza las condiciones del clima y el terreno para ajustarse de la mejor manera a estos factores naturales.
Al considerar todo el ciclo de vida de la construcción, la gestión de residuos cobra especial importancia, con lo cual abre espacios claros para la economía circular, que reutiliza y recicla toda clase de insumos. Además, cambia los viejos paradigmas que motivaban a realizar construcciones de corta vida sin responsabilidad alguna sobre la huella de carbono o consumo de energía.
Pero los procesos adyacentes también deben ser respetuosos con el medio ambiente. Por ello, la logística – que involucra el transporte de materiales – y los proveedores deben estar a tono con estas medidas. Por ejemplo, optar por vehículos híbridos o eléctricos para llevar los insumos al enclave de la construcción y optar por fuentes de provisión que cumplan con las disposiciones de sostenibilidad.
La buena noticia es que, más que tratarse de un fenómeno de moda que encarece los productos y procesos, la sostenibilidad plantea esquemas económicos viables tanto para los empresarios como para los usuarios. De hecho, existen beneficios tributarios para los constructores y líneas de crédito verde para facilitar la adquisición y la edificación.
